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La investigación doctoral recupera los inicios y
consolidación de la unidad, hoy referente en el país

La tesis sigue la trayectoria de
FCM en tres áreas de vanguardia

Sociólogo Miguel Ângelo Montagner, autor del estudio: La FCM pasó por tres fases distintas (Fotos: Antoninho Perri)IImaginemos un grupo de investigadores, de una misma institución pero de diferentes ramas, hablando de sus trayectorias, prácticas y valores como científicos. Para quienes encuentran el tema demasiado seco, la tesis doctoral del sociólogo Miguel Ângelo Montagner, defendida recientemente en la Facultad de Ciencias Médicas (FCM), depara sorpresas. Orientado por el profesor Everardo Duarte Nunes, el trabajo resultó en un inusual diálogo entre las áreas de Medicina Clínica, Medicina Experimental y Salud Pública, tres áreas con lógicas diferentes, pero que tienen en común reconocimiento en el panorama nacional por su trabajo de vanguardia.

“Traté de mostrar la relación entre los hábitos científicos de los investigadores y el espacio social en el que se insertaron, construyeron sus trayectorias y formaron sus grupos”, explica Montagner. Para ello, el sociólogo analizó un grupo de 184 profesores titulares de la FCM, con importante producción científica y cuyas trayectorias están entrelazadas con el arraigo propio de la FCM. De este total, 17 fueron entrevistados. La tesis también resultó en una importante recuperación histórica, profundizando la memoria colectiva de la unidad.

Se analizó la producción científica de los docentes

Considerado el embrión de la Unicamp, el FCM, según el estudio, pasó por tres fases distintas. En el primer período, que va desde su creación en 1963 hasta 1976, todo estaba por hacer y el énfasis estaba en instalar el curso con sus materias. De 1976 a 1990 se produjo la fase de institucionalización, con el establecimiento de los primeros cursos de posgrado, la definición de estrategias para la investigación inicial y la formación de personal adecuado. Y de 1990 a 2006 se consolidó la fase de excelencia o consagración de la investigación, con un gran aumento de la producción científica. Sólo la publicación de artículos en revistas internacionales saltó de 51 en 1993 a 271 en 2006, aunque el número de docentes disminuyó de 414 a 358 en el mismo período.

Promoción inaugural de la FCM, en mayo de 1963, año en que se instaló la unidad en la Maternidad de Campinas: según la tesis, la prioridad durante el período fue la consolidación de la carrera y de las disciplinas“Las tres corrientes fueron consideradas vanguardias, entre otras cosas, por su gran participación en la producción científica a lo largo de este proceso”, observa Montagner. Desde el Proyecto Genoma hasta nuevas y revolucionarias técnicas quirúrgicas, pasando por la formulación de políticas públicas nacionales, los investigadores de la FCM participaron en prácticamente todos los grandes proyectos de salud del país: “Muchos de ellos, más conocidos en el exterior que en Brasil, se convirtieron en cita obligatoria en el ámbito científico”. artículos".

La primera vanguardia, según el investigador, se caracteriza por la Cirugía y la Medicina Clínica. “Su legitimidad está ligada a la tradición”, afirma Montagner. La Medicina Experimental o de Laboratorio, en cambio, tiene como rasgo predominante la racionalidad ligada a fines específicos. “Está representado por 'fundamentalistas' vinculados a disciplinas nuevas y revolucionarias”. A su vez, la Salud Pública se centra en la voluntad política. "Representa la intersección de las ciencias humanas, la epidemiología y la planificación con la salud". La conjunción de estos campos culminó en la construcción de una práctica científica innovadora dentro de las ciencias de la salud.

Investigadores del laboratorio del Departamento de Genética Médica: según el autor del estudio, el área está representada por "fundamentalistas" vinculados a disciplinas nuevas y revolucionariasAunque llena de números e indicadores que buscaban describir el campo, es en el testimonio de los docentes que la obra cobra vida. En las entrevistas se hace evidente la diferencia de visión que tienen los grupos sobre un mismo tema. También es evidente que esta misma pluralidad constituyó uno de los principales ingredientes del éxito de la unidad. A pesar de que los entrevistados gozaban de prestigio en los círculos científicos, el sociólogo decidió no revelar las fuentes y optó por seudónimos.

Los informes revelan que el sesgo científico de la unidad quedó establecido desde el principio. Según los entrevistados, el fundador Zeferino Vaz hizo un esfuerzo personal para implementar una cultura de investigación como actividad central. “Sus exigencias en materia de investigación eran atroces”, afirmó un entrevistado. Aun así, la dificultad fue grande. Los profesores ensayaron empíricamente algunos resultados y terminaron inventando nuevas posibilidades. "Este proceso fue emocionante", dice Montagner. “Las cosas se resolvieron de buena gana, dejaste todo en la ciudad y viniste, trajiste a tu perro. Y al principio salieron muchas tesis, tesis de cirugía, salieron de un laboratorio pequeño”, relata otro profesor.

Los miembros del grupo tradicional señalan una gran diferencia entre el mundo académico y el mercado. “Campinas es una ciudad que tiene muchos especialistas. No quedan pacientes. En el pasado, tal vez la gente sólo vivía como un paciente privado; Hoy en día ya nadie vive. Hoy en día es un acuerdo, y un acuerdo es producción, algo rápido”, dijo uno de los entrevistados.

Otros revelan cierta preocupación por los residentes que son excelentes investigadores pero que no tienen el mismo talento en la relación médico-paciente: “Yo, por ejemplo, me asusto mucho cuando un residente viene a un paciente y le dice: 'Te vas a someter a un laringectomía, cavidad subglótica para vaciar el cuello ipsilateral porque tienes un tumor T4 y...' Bueno, un residente o un profesor que le dice eso a un paciente debe estar un poco desconectado de la realidad, ¿no?”

En promedio, los encuestados del grupo tradicional coinciden en que un buen médico debe investigar, enseñar y brindar asistencia. “No tiene sentido que el tipo se quede en el laboratorio jugando con ratas, no sirve de nada”, dice uno de los profesores. Hay, sin embargo, quienes reconocen la dificultad de hacerlo bien en los tres frentes: “lo que veo de los compañeros y me da cierto dolor en el trasero, es que en general son buenos profesores, son buenos investigadores, pero en tres áreas al mismo tiempo. Al mismo tiempo, no lo he visto”, informa otro entrevistado.

Pese a reconocer que la producción científica se ha consolidado como una de las principales ramas de la FCM, el grupo de Medicina Experimental dice que fue necesario un período de transición para alcanzar el nivel actual. La razón principal fue el hecho de que la FCM fue creada antes que la Unicamp. “En aquella época ni siquiera se hablaba de estudios de posgrado”, dice uno de los investigadores. Había una sorda desconfianza sobre el futuro de este emprendimiento, como revela este profesor: “antes la gente decía: 'estás loco por hacer esto (investigación), vas a sacar mal provecho' y nosotros dijimos : 'pero esta es una opción de vida'.

Las investigaciones que hoy realiza este grupo comenzaron en un pequeño laboratorio instalado en el Hospital das Clínicas, donde los investigadores podían “dosificar” su propio material. Uno de los entrevistados relata que, de 1979 a 1985, trabajó en este laboratorio y, durante este período, logró institucionalizar estudios con otros profesionales egresados ​​de ese núcleo. “Cuando vine no había nadie en esta área, entonces comencé a organizar el laboratorio, luego vinieron otros que ya tenían una formación, 'background', del tipo que es común en las universidades americanas”.

Cosmopolita – Los viajes al extranjero también son destacados por el grupo experimental como importantes en la formación del investigador: “Es importante que la persona haya vivido y sepa lo que es una universidad con cientos y cientos de años de experiencia, es distinto quien estuvo en Oxford de quien nunca salió de la Unicamp. Sabe qué es la tradición, qué hizo que esta institución tuviera siglos de antigüedad, qué significa producir conocimiento. Sin estas prácticas en el extranjero, la persona tiene una visión muy estrecha de la investigación”, cree uno de los entrevistados.

Para muchos, trabajar en otro país también ayudó a cambiar la visión poco alentadora que tenían sobre la investigación en el tercer mundo: “Yo diría que este prejuicio no es muy grande, es más pequeño de lo que imaginamos. A veces nuestro complejo mestizo es mayor que nuestro prejuicio. La oportunidad de estar en Estados Unidos nos quitó ese mito de que era imposible acceder a la gente”, analiza uno de los entrevistados.

Según Montagner, una de las características de estos profesores destaca la capacidad de internacionalizar sus investigaciones. “Sólo es posible a través de una estancia en el extranjero, factor clave en esta interiorización de nuevas formas de ver la ciencia”, observa. “Han incorporado capacidad lingüística, aceptan el inglés como lengua de la ciencia, pierden el 'complejo del tercer mundo'”, añade.

La cita de trabajos por parte de colegas es la moneda más fuerte para la mayoría de los investigadores del grupo experimental, como revela este profesor: “Es un reconocimiento de la comunidad porque a través de la comunidad científica llegas a la sociedad en su conjunto, hay repercusión”. Hay, sin embargo, otros indicadores de prestigio, como relata esta otra persona: “Ser invitado a dar una conferencia en congresos, a reseñar artículos en revistas; Considero que soy reconocido, todas las principales revistas me envían trabajos para reseñar en mi zona”.

De los tres aspectos investigados, la Salud Pública se caracteriza por agrupar a profesionales de las humanidades, como antropólogos, sociólogos y trabajadores sociales. En general, muestran una mayor preocupación por comprender su práctica de una manera más reflexiva. “De repente, los profesores se dieron cuenta de un cierto interés humanitario, difícil de clasificar, pero tangible”, afirma Montagner. “Tenía una serie de convicciones sobre cómo debe ser la medicina bien practicada. Porque mi madre sufrió mucho por el mal sistema sanitario de aquella época”, dice uno de los entrevistados.

Como resultado de una serie de debates internacionales en la década de 1950, la Salud Pública surgió de la necesidad de incluir el aspecto social en la medicina. En la década de 1960, la FCM fue la segunda facultad de medicina de Brasil en establecer un departamento de Medicina Preventiva, después de la USP en Ribeirão Preto. “La Unicamp fue precursora y avanzó en una serie de temas llevados a cabo por la reforma universitaria de 1968 en Brasil, ya que se constituyó como un modelo independiente y ya moderno”, dice Montagner.

Esta vanguardia se guiaba por una lógica política, como lo demuestra esta afirmación: “Yo vengo de una tradición; Mi generación es de los años 60 y estuvo involucrada cuando estaba en la universidad, yo era del centro académico, ya tenía mi posición en relación a la izquierda y al movimiento estudiantil, cuando llegué aquí esto se agudizó. Me involucré en la política universitaria y en el movimiento docente”. En la misma línea, otro entrevistado añade: “Nuestra zona tiene un carácter militante. No esa militancia estrecha, partidista, sino una militancia para luchar por el tema de la salud pública, el derecho a la salud, la ética”.

Según Montagner, el estudio de las tres vanguardias aclaró aspectos importantes de la actividad científica. “Demostró que es necesario creer en algo para ser racional y al mismo tiempo no creer en nada que no sea susceptible de estudio racional”, dice. “Los valores, y los valores utópicos, son necesarios para alcanzar la verdad, no la verdad absoluta, sino temporal, parcial y frágil, incluso así una visión de lo absoluto”, concluye.

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