| Ediciones anteriores | sala de prensa | versión PDF | Portal Unicamp | Suscríbete a JU | Edición 353 - 26 de marzo al 8 de abril de 2007
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La investigación revela que las formulaciones de las empresas
que fabrican champús carecen de base científica

Cabello liso y suave
y brillante? ser sospechoso

Profesora Inés Joekes, del Instituto de Química: el objetivo es formar profesionales calificados para actuar en el sector productivo (Fotos: Antoninho Perri)SSi encuentras en el lineal del supermercado un champú que promete nutrir tu cabello, desconfía. Por muy serio y bien intencionado que sea el fabricante, no podrá cumplir el compromiso. Y la razón es más que obvia: es imposible ofrecer nutrientes a una estructura muerta. Este tipo de “error” es relativamente común en la industria cosmética, según reveló la profesora Inés Joekes, del Instituto de Química (IQ) de la Unicamp. Según ella, que coordina una línea de investigación capilar desde 1985, el segmento aún carece de metodologías científicas que puedan sustentar sus productos. “Nuestro principal objetivo es formar profesionales calificados para trabajar en el sector productivo, con el fin de contribuir a la generación de métodos más rigurosos y efectivos tanto para la formulación como para la evaluación de cosméticos”, afirma.

El país es el tercero más grande. consumidor Mundial

El esfuerzo del equipo que coordina la profesora Inés es muy bienvenido, especialmente para los consumidores. Hasta el momento, según ella, los estudios realizados en su laboratorio, en colaboración con especialistas de la USP, no lograron verificar ninguna de las propiedades analizadas, aunque aparezcan en las etiquetas de los cosméticos. “Como en otras zonas, ésta también alberga empresas serias y otras no tanto. Sin embargo, incluso las empresas de renombre carecen de fundamento científico para desarrollar sus formulaciones. Estos últimos seguramente se beneficiarán de la mejora de las técnicas y procesos de producción, ya que podrán añadir valor a sus productos. Como el tiempo, la tendencia es que el trigo se separe de la paja”, predice el investigador.

Consumidor en la sección de champús de un supermercado: empresas lanzan productos que prometen resultados positivos para un amplio espectro de personas, sin tener en cuenta la variabilidad biológica (Fotos: Antoninho Perri)La falta de base científica que presenta el sector cosmético, continúa el profesor, no implica necesariamente la generación de resultados perjudiciales para la salud del consumidor. La legislación que rodea a estos productos, supervisada por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), es bastante estricta. Sin embargo, muchas personas siguen comprando champús, acondicionadores, cremas, etc. que no pueden cumplir lo que prometen. Así se desprende de los resultados de algunos de los estudios realizados por el grupo liderado por la profesora Inés. Uno de ellos, desarrollado por uno de sus alumnos de iniciación científica y otro de doctorado, investigó qué sucede con las canas cuando se someten a la radiación ultravioleta, también emitida por el sol. La creencia general es que amarillearían. Algunos champús incluso prometen prevenir este cambio de color.

Después de algunas pruebas de laboratorio, el estudio encontró que el color del cabello se mantuvo sin cambios. Entonces los estudiantes decidieron aumentar la dosis de radiación ultravioleta. Curiosamente, las hebras se volvieron aún menos amarillas. “En otras palabras, el producto que promete evitar que las canas se pongan amarillas bajo el sol es inútil”, afirma la profesora Inés. La próxima investigación en esta línea, afirma, será sobre productos que reporten contener protector solar. "Queremos ver qué pasará". Otro fuerte atractivo de los cosméticos dirigidos al cabello tiene que ver con el brillo que pueden dar a las hebras. El profesor de IQ recuerda que el brillo es una propiedad óptica que se conoce desde hace siglos.

¿Cómo podría entonces un champú darle más brillo al cabello? La profesora Inés comienza su respuesta con otra pregunta. “Cuando queremos darle brillo a un piso o mueble, ¿qué hacemos? Ahora nos depilamos. Lo mismo ocurre con el cabello. Pero en lugar de cera, los cosméticos contienen derivados de silicona, que alisan y dan un aspecto brillante al cabello. Sucede, sin embargo, que este tipo de sustancias son tan pegajosas que después de tres o cuatro lavados la persona tiene la impresión de que tiene el cabello sucio”, afirma. Sólo recientemente, añade, la industria está perfeccionando las moléculas de estos derivados de silicona, para que se desprendan del cabello después de un solo lavado.

Otro “error” de la industria cosmética, considera la profesora Inés, es lanzar productos capilares que prometen resultados positivos para un amplio espectro de personas. Esto también es imposible de lograr. La razón, según ella, es que el cabello tiene una gran variabilidad biológica. Es decir, los individuos pertenecientes a un mismo grupo étnico tienen cabellos con características diferentes. “El champú que deja bien un tipo de cabello puede proporcionar un resultado completamente adverso en otro. Resulta que estos productos se lanzan al mercado con tanta fanfarria que los consumidores se ven obligados a comprarlos al menos una vez”.

Una creencia muy extendida entre la población, según la profesora Inés, es que cuanta más espuma hace un champú, mayor poder de lavado tiene. Incluso indirectamente, los fabricantes refuerzan este mito añadiendo una gran cantidad de vino espumoso a sus productos. “La gente necesita saber que la espuma no desempeña ningún papel en la limpieza del cabello. No sirve más que para obligar a la gente a utilizar más agua para sacársela de la cabeza”, advierte. Para que los consumidores no paguen por algo que no recibirán, la profesora de IQ recomienda optar inicialmente por el cosmético más barato, de una empresa tradicional. “Si no da los resultados esperados, entonces vale la pena reemplazarlo gradualmente por otros más caros”, explica.

Pelo x lana – La ciencia todavía sabe poco sobre el cabello. Según la profesora Inés Joekes, la literatura sobre el tema sigue siendo escasa en el mundo. “Después de 20 años de investigación, creo que mi grupo ha acumulado conocimientos importantes sobre esta compleja estructura. Pero tengo que reconocer que todavía no es suficiente si tenemos en cuenta lo que tenemos que aprender”, explica. Curiosamente, añade el profesor, hay más estudios sobre la lana que sobre el cabello, aunque ambos tienen queratina, un tipo de proteína, en sus composiciones. “Esto se debe al interés comercial que siempre ha existido en relación a la lana. No podemos olvidar que las industrias textiles jugaron un papel relevante en la Revolución Industrial. A día de hoy, este sector tiene una gran importancia económica para muchos países”, explica.

La tendencia, considera la profesora Inés, es que la generación de nuevos conocimientos en esta área traerá impactos positivos para la industria cosmética, que podrá utilizar métodos más precisos para desarrollar sus productos. Esto ya está empezando a suceder, según ella, gracias a la contratación de mano de obra altamente calificada por parte de las empresas. La investigadora afirma que ninguno de sus antiguos alumnos está en paro. “Si mi memoria no me falla, tengo exalumnos trabajando en todas las grandes fábricas de cosméticos de Brasil, excepto en una. Son estos profesionales quienes ayudarán a establecer la base científica que el sector tan desesperadamente necesita”.

Según datos de la Asociación Brasileña de la Industria de Artículos de Tocador, Perfumería y Cosmética (ABIHPEC), Brasil es el tercer mercado consumidor de cosméticos en el mundo. En 2006, las ventas registraron un crecimiento del 26% con relación al año anterior, generando una facturación cercana a los 18 mil millones de dólares. Para tener una idea de lo que representa este desempeño, basta saber que el mercado global mostró un aumento de apenas el 1,2% en el mismo período. También según ABIHPEC, en los últimos cinco años las exportaciones del sector tuvieron un crecimiento acumulado del 138%, alcanzando US$ 484 millones.

Cable a cable
El cabello crece, de media, entre 8 y 18 centímetros al año
La mayoría de las veces el cabello no se cae como la gente cree. El problema más común es la rotura, que puede deberse, entre otras situaciones, al roce durante el lavado.
El cabello es una estructura muerta. Por lo tanto no puede ser nutrido
Excepto para personas con cabello corto, no se recomienda lavarse el cabello a diario.
La espuma de champú no ayuda a lavarse el cabello. Sólo sirve para producir un mayor consumo de agua.
El cabello presenta una gran variabilidad biológica. Por lo tanto, es poco probable que un producto proporcione resultados positivos para un grupo grande de personas.
En caso de duda, opte siempre por un cosmético barato de una empresa de confianza. Si no logra el resultado esperado, solo entonces pase gradualmente a los más caros.
Fuente: Inés Joekes

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